Mi cajón de sastre en Internet

Khoana Zen

Enamorada del mar, la naturaleza y el arte Directora de arte y diseñadora gráfica y web Incansable conversadora y filósofa en prácticas Storyteller, redactora, blogger y novelista Melómana, ex-bailarina y pseudocantante Editora, correctora y maquetadora Freak imbatible del cine de animación y Naruto Capitana al timón de una gran comunidad digital

domingo, 28 de junio de 2020

Un día en Segovia

Mis hermanas y yo


28/06/20
Que la oveja sea negra es algo en lo que solo se fijan los humanos.

Ayer pasé el día en la casa de mis tíos y eso me hizo pensar en cómo ha cambiado la relación con mi familia oficial (oficial = de sangre, no la que habitualmente considero "familia"). Y es que no sé si esto cambiará en un futuro, pero no creo que vaya a tener nunca una relación muy estrecha con ellos. Son TAN diferentes a mí que entre sus vidas/carácter/contexto y yo hay un abismo inmenso.

Siempre me he sentido fuera de lugar y como una decepción constante en cuanto a sus expectativas sobre mí. Esperaron (o al menos lo parecía) que fuese una niña alegre, abierta, dicharachera, social y, en definitiva, "con vida y salero"; pero yo siempre les he devuelto una niña seria, ausente, de pocas palabras y vergonzosa... y es que puedes tener mucho mundo interior, pero si no das muestras de ello y te sientes incómoda, incomprendida y "defectuosa", los demás solo ven una persona vacía, fría, distante y "sin sangre en las venas", una imagen que, de vez en cuando, aún me acompaña.

Sin embargo, este último tiempo me doy cuenta de que mi padre, con quien a pesar de haber pasado mucho tiempo nunca había tenido una relación cercana porque siempre puse distancia entre los dos, está haciendo muchos esfuerzos no sólo por conocerme, sino también por comprenderme... y creo que él no es del todo consciente aún, pero para mí significa muchísimo.

Ahora puedo hablar con él con libertad sin sentirme juzgada, y me gusta ver cómo mientras le explico mis puntos de vista, se queda pensativo y deja que hable. Son momentos en los que casi puedo ver cómo las piezas empiezan a encajar una tras otra en su cabeza. Después, me mira serio, asiente y pregunta con total inocencia para tratar de llenar los huecos que le faltan.

Ayer fue un día muy largo en Segovia, un día en el que reconecté con unos hermanos para los que nunca he estado, un día en el que me reí con ellos como nunca lo he hecho y un día en el que he tenido que explicarle a mi familia que el principal motivo por el que mi relación terminó (a pesar de querer mucho a quien era mi pareja) fue que no esperábamos las mismas cosas de la vida y estábamos caminando por rutas diferentes.

Ayer le dije con toda seguridad a mi familia que lo que quiero hacer con mi vida es viajar, vivir aventuras y descubrir... y decirles esto a ellos en concreto lo hizo todo un poco más real.

Ayer, por primera vez, fui consciente de que lo que voy a hacer con mi vida. Plenamente consciente. Y quizás ayer, en sus vidas, fue un día normal, pero para mí no.

Ayer supe que estaba un paso más cerca de mi destino, y hoy no sólo estoy más motivada, sino también más en paz.

Esta maraña de ideas son solo una forma de decir que, en resumen, he aprendido a aceptar a mi familia tal y como es. Y con ello, me deshago de un peso... de uno más.

No sabía muy bien cómo redactar este extracto sobre mí sin convertirlo en una enumeración absurda de datos, así que resumiré diciendo que navego libre por el mundo, siempre tengo la cabeza en las nubes y pienso que "los animales son amigos, no comida"... pero si te quedas con ganas de más, tienes aquí una biografía rápida y una ristra de post en el blog para conocerme mejor.

Contacto