Mi cajón de sastre en Internet

Khoana Zen

Enamorada del mar, la naturaleza y el arte Directora de arte y diseñadora gráfica y web Incansable conversadora y filósofa en prácticas Storyteller, redactora, blogger y novelista Melómana, ex-bailarina y pseudocantante Editora, correctora y maquetadora Freak imbatible del cine de animación y Naruto Capitana al timón de una gran comunidad digital

martes, 1 de diciembre de 2020

Phoenix

Efecto mariposa



01/12/20
Con el disfraz de una mariposa que al vuelo se entregó soltando su efecto.

Hace ocho meses que terminó mi relación con quien fue mi pareja durante ocho años. Desde entonces, parece que esté aprendiendo a asimilar cómo funciona el mundo cuando no tienes la seguridad de la vida a la que se supone que todos debemos aspirar.

Tenía veinticinco años, una pareja estable, una hipoteca que me había permitido tener mi propia casa (la cual me encajaba y encantaba a partes iguales), un contrato fijo sobre la mesa, salud, amigos, familia... ¡todo iba bien!

Iba.

¿O simplemente parecía ir bien?

● ● ● ● ●

Ayer me propuse sacar mi web de una vez por todas: me senté en mi escritorio, hice unas últimas investigaciones, me monté mis esquemitas, cogí la herramienta de maquetación y, sin tener ni idea de qué narices estaba toqueteando, me puse a improvisar.

Soy así, no puedo evitarlo: cuando algo se me mete entre ceja y ceja tiendo a ser muy testaruda (rectifico: solo cuando tiene que ver con algo que me propongo, ya que suelo estar bastante abierta a retractarme y dar la razón a los demás cuando me equivoco). Por eso, ayer estaba totalmente determinada a acabar con lo que me había propuesto... y ver que se me resistían algunas cosas me estaba frustrando y cabreando a partes iguales.

Tenía ya la cabeza cargada, la paciencia bajo mínimos, a las personas que me quieren diciendo "déjalo por hoy, date un descanso y lo terminas mañana" y la alarma del móvil indicándome por tercera vez que tenía que hacerme la cena... y entonces, simplemente, sucedió: en vez de doble clic (para seleccionar una línea entera de código), hice triple clic (seleccionando todo), pulsé el botón para borrar, vi que había eliminado todo y automáticamente hice la combinación mágica "cmd+Z" para deshacer la acción.

Saltó entonces un aviso.

Alarma en el móvil, cansancio, estrés, falta de paciencia, frustración, sueño, hambre... Acepté lo que quisiese que fuera aquel mensaje sin siquiera leerlo. Aquel mensaje que seguramente contenía un "¿desea guardar sus cambios y salir?".

Lo perdí todo. Una vez más.

Llevaba unas doce horas trabajando cuando pasó. Lo peor es que hace una semana, tratando de mover mi canal de YouTube a una cuenta diferente (para que no tuviese el mail de cuando era adolescente), me pasó algo parecido: estaba agobiada porque llevaba muchas horas mirando cómo mover toda la información, así que solicité trasladar el canal y, dando por hecho que ya estaba todo en orden, borré la cuenta.

¡Efectivamente! El canal aun seguía ahí, así que mi paso por YouTube de casi tres años se esfumó en un segundo, junto con todas mis suscripciones, likes, comentarios, etcétera.

En menos de un año he perdido una pareja, amigos, clientes, dinero (por un tubo), una casa, una rutina y la vida que pensé que iba a vivir. Y de entre todas las pérdidas hay una que parece no tener importancia (y menos cuando la comparas con lo demás): mi melena. Sí, tuve la alegre idea de decirle a mi peluquero (¡A UN PELUQUERO!) "corta lo que creas conveniente, que me fío de ti". Cuando echó el pelo hacia delante y vi todo lo que me faltaba creí que me daría un infarto y me quedaría en el sitio.

Para muchos será absurdo: "solo es pelo, ¿no?", pero para mí era algo que me daba una seguridad psicológica que ahora no tengo. Sin embargo, al ver mi expresión de pánico (porque no se puede describir mejor), mi peluquero me dijo algo que estuve pensando anoche en bucle hasta dormirme: "mira, ¿ves esto? - dijo señalando el mechón que estaba a punto de cortar para igualar - Esto es 2020; esto es lo que haces con todo lo que has dejado atrás: cortarlo, sanear y permitirte crecer más fuerte y más bonita".

Y es que está muy bien funcionar como un ave fénix y renacer de nuestras cenizas: a veces es buena idea aprovechar unas cifras en YouTube para tener una base al empezar, utilizar una herramienta que ya tienes pagada por beneficiarte de algo que "ya está ahí" o tratar de resucitar una relación que ya ha muerto hace mucho por cariño a la otra persona... pero también hay veces que lo mejor que podemos hacer con nuestras cenizas es soplarlas, como quien deshace un diente de león, casi con ternura.

A veces hay que dejar que nuestras cenizas vuelen y se disgreguen para que sean menos espesas... y quizás hay momentos en los que no debamos "renacer", sino simplemente evolucionar, crecer y pasar a otro estado. Quizás, a veces, es mejor ser más parecidos a una mariposa que a un fénix.

● ● ● ● ●

Hace ocho meses que terminó mi relación con quien fue mi pareja durante ocho años. Desde entonces, parece que esté aprendiendo a asimilar cómo funciona el mundo cuando no tienes la seguridad de la vida a la que se supone que todos debemos aspirar... ¡y qué bonito es tener una segunda oportunidad para volver a empezar!, ¿no?


No sabía muy bien cómo redactar este extracto sobre mí sin convertirlo en una enumeración absurda de datos, así que resumiré diciendo que navego libre por el mundo, siempre tengo la cabeza en las nubes y pienso que "los animales son amigos, no comida"... pero si te quedas con ganas de más, tienes aquí una biografía rápida y una ristra de post en el blog para conocerme mejor.

Contacto